¿Hacia dónde va la política?

Noticias 01 de octubre de 2023 Mónica Lorena Quintero
Hacia dónde va la política
Hacia dónde va la política

Por Mónica Lorena Quintero

Durante una entrevista en C5N Cristina Fernandez de Kirchner expresó de manera concisa: “Es muy fácil hacer política desde un set de televisión y desde tribunales, el problema es cuando llegas al gobierno”.

En las elecciones del mes de mayo en Salta, se votó a través del sistema de boleta única electrónica y se impuso la abstención del 34 % del padrón. Prevaleció entonces la escasa incidencia de votos debido a que la gente no fue a votar y hubo mucho voto en blanco. Quizás por desafección y castigo hacia la política debido a la compleja situación económica que se vive. Una realidad que no escapa al contexto global.

En efecto, se percibe que, en medio de tanta información, de algoritmos inteligentes, del espectáculo y la publicidad, la democracia está en crisis con una inevitable carencia de legitimidad, que se pronuncia cada vez más en los candidatos electos.

El comportamiento electoral, sentado sobre la base de la comunicación y las redes sociales, deja al descubierto una marcada tendencia hacia la espectacularización de y en la política. Esta es una situación que nos debe interpelar a todos, ya que contribuye al deterioro de la esfera pública y transforma al ciudadano en un mero electorado inmaduro. La pregunta inevitable es si los candidatos electos –los que provienen del sector mediático, de la no política-, ¿realmente aportan gestión?

Es muy claro que por el amplio conocimiento que la sociedad tiene de ellos ganan una elección, y lo consiguen por el desempeño en los medios masivos, pero gobernar es otra cosa. En un sentido ideal, se gobierna con visión, táctica, estrategia y gestión.

Se sabe que, en una campaña de imagen, para ganar una elección los argumentos no cuentan, tampoco el voto racional, es decir todo aquello que enaltece el saber, el conocimiento y los años de experiencia.

El problema de la baja calidad institucional, es que la clase política se ve superada en la interpretación de la realidad, en comprender a la gente y en la capacidad para dar soluciones a los problemas actuales. La política, parece estar menos organizada, menos preparada, en contraste con un pueblo que exige cada vez más. A partir del acceso a internet, cuentan con más herramientas, están más informados y buscan participar en los asuntos públicos.

Byung Chul Han describe a la sociedad de la información como la sociedad de la vigilancia. La tecnología de la información digital hace de la comunicación una herramienta eficaz de vigilancia, debido a que cuanta más cantidad de datos generemos, más nos comuniquemos, la vigilancia se hace posible.

Refiere, además, que, lo que garantiza el funcionamiento del poder no es la conciencia de la vigilancia permanente, sino la libertad sentida. La dominación aquí, se presenta bajo la forma de comunidad y comunicación, y de prédica de libertad. El teléfono móvil, por ejemplo, es la compañía que nos somete a la vigilancia por estar conectados de forma permanente, realizamos todo a través de él. La disciplina es posible gracias a la vigilancia, a pesar de que las personas no se sienten vigiladas, sino libres. Paradójicamente, es esa sensación de libertad la que asegura la dominación.

A esto se suma, la carencia de liderazgos políticos, por lo menos los que conocíamos tradicionalmente, imponiéndose los influencers o mediáticos que no solo representan los modelos a seguir, los salvadores e invocadores seriales de esa libertad, creatividad y autenticidad, sino también nuestros potenciales gobernantes.

Frente a todo esto, solo queda asumir la responsabilidad ciudadana, para repensar seriamente que modelo de sociedad queremos a futuro, y a partir de allí, exigirle a la política y a sus instituciones, una formación de cuadros que conduzca a ese lugar anhelado. Colocar a los mejores en puestos claves del Estado, para llevar adelante una agenda ampliada de políticas públicas que ayuden a reivindicar ideales, recuperar derechos, la esperanza y los sueños.
 

Lo más visto